Hoy día nos enfrentamos a todo tipo de problemas ambientales, que van desde el calentamiento del planeta, hasta la destrucción de la capa de ozono, la contaminación de los ríos, la pérdida de biodiversidad o la acumulación de residuos.
Sin embargo, el consumidor empieza a ser consciente, afortunadamente, de que puede hacer una importante contribución activa a la protección del medio ambiente al elegir productos o servicios que cumplan con un mínimo de calidad medioambiental.
La etiqueta ecológica de la UE es un sistema sencillo que ayuda al consumidor en su elección, ya que certifica de forma oficial que un producto o servicio es considerado como más eficiente, desde el punto de vista medioambiental que el resto, dentro de una determinada categoría de producto o servicio. El distintivo de la flor está reconocido en toda Europa y cubre una amplia gama amplia de productos y servicios, facilitando la identificación de los servicios de calidad que son menos perjudiciales para el medio ambiente.
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